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El texto que voy a comentar es una parte del tercer tomo de la obra del filósofo francés Bernard Stiegler titulada La técnica y el tiempo, publicada en Francia en 2001: se trata de un intento de interpretar la cuestión del progreso tecnológico a la luz de sus efectos sobre la memoria y los dispositivos retencionales del hombre.

Voy a tocar también, aunque de paso, otra cuestión que preocupa Stiegler- y me preocupa también: es decir, la del papel de los artes en la sociedad post-industrial, a través del análisis de la obra de Beuys, así que de otros artistas contemporáneos.

Sin embargo, mi exposición se centrará en el tema de la memoria y de sus mecanismos, a través de unas reflexiones sobre la crítica stieglkeriana de Kant y de Husserl y sus consecuencias. Dada la peculiaridad de la escritura de Stiegler, será necesario sacar a la luz la estructura básica de su enfoque crítico, yendo directamente a los textos kantianos y husserlianos, por loo que vamos a insistir esencialmente en tre términos: esquematismo, protención- retención y flujo.


1.Cine y memoria


Stiegler  se había enfrentado al tema de la memoria  en Husserl ya en la última parte del tomo dos de La técnica y el tiempo ( insertar citas y comentarios)...

Aquí retoma el asunto a partir de un análisis del tiempo cinematográfico:  que es lo que nos pasa cuando vemos a una película y cuales son las consecuencias sobre nuestra forma de percibir el tiempo.

A continuación, vamos a citar el mismo texto de Stiegler:


  1. El mantenimiento del recién pasado en el presente que pasa es lo que concuerda su contenido con lo que se presenta ahora y es lo que ilustra de forma evidente la melodía, en la que está claro que la nota sólo a las notas que la preceden y la siguen ( y las que la siguen son las aquellas en las que resonará como la retención en la que se habrá convertido a su vez, pero cuya venida cuida ahora como protenciones que ella misma entraña y mantiene desde las protenciones que han precedido).

  2. Es también lo que ilustra de manera particularmente clara lo que se ha llamado “ el efecto Koulechov”, que François Albera considera que no es màs que un mito y subraya que el propio Kulechov nunca lo ha descrito y que la experiencia que lo evidencia fue atribuida primero a Pudovkine.[1]


Este “efecto” serìa el cine que la conciencia se hace sin cesar, “ que proyecta sobre sus objetos lo que les precede en la secuencia donde los inserta y que ella sola produce.

Se trata de la misma idea del cine, es decir: “ disponer unos elementos en un solo y mismo flujo temporal.

Según Stiegler, es la teoría husserliana de la retención primaria la base conceptual más útil para analizar el “ciene generalizado” de la conteporaneidad.

Sin embargo, el límite de la teoría husserliana consiste en “ oponer los recuerdos primarios a los recuerdos secundarios, loo que significa “ instaurar una diferencia absoluta entre percepción e imaginación, es plantear que la pecepción no debe nada a la imaginación y que lo que es percibido no es en ningún caso imaginado...”.

Sin embargo, subraya Stiegler,  “ esta oposición entre lo primario y lo secundario es un fantasma.”

Más aún:


  1. Y si se pudiera demonstrar que la realidad viva se acomoda siempre a la imaginación, sólo se percibe a condición de ser ficcionada, irreductiblemente  habitada por fantasmas, quizá entonces se estaría finalmente llevado a decir que la percepción siempre está en relación trasductiva con la imaginación, es decir, que nunca hay percepción sin imaginación ni lo inverso, ya que la precepción es la pantalla de proyección de la imaginación al constituir la relación sus términos que, por lo tanto, no la preceden... [2]


Para Stiegler, en efecto, lo más importante es un tercer tipo de recuerdo, que es “terciario” y a ese tipo pertenecen los registros, de todo tipo: el hombre está prendido en estos tres tipos de retenciones y la última es la más importante, sobre todo después del afirmarse del registro analógico de la música.

Unas paginas después, el filósofo francés explica mejor el pasaje entre retención primaria y secundaria- y luego terciaria:


  1. Inscrito en mi memoria, la anterioridad de la primera audición compete al recuerdo secundario, es decir, a la imaginación y a la ficción. Lo extraño es evidentemente que este ya engendra lo todavía no, que lo ya-oído da lugar a lo todavía no-oído- que hace eco, como en otra parte veremos, a una espera protencional injertada en un juego de archiprotenciones.[3]


El fonógrafo nos proporciona una “ conciencia de imagen”, una exteriorización de la “conciencia de...”.

En efecto, la conciencia de imagen “ no es un  recuerdo de conciencia”. Se trata de un recuerdo artificial de lo que no ha sido percibido ni, por lo tanto, vivido por la conciencia(...). Se trata más bien de la huella de un recuerdo de quien la ha pintado, que en cierto modo ha exteriorizado y fijado su recuerdo, lo que un siglo después permite a otra conciencia contemplarlo como una imagen del pasado, pero en ingún caso como un recuerdo de su propio pasado vivido.

Stiegler llama “ conciencia” a “ este centro de posproducción o a este control que asegura el montaje, la dirección, la realización de los flujos de retenciones primarias, secundarias y terciarias- cuyo inconsciente, cargado de disposiciones protencionales, es decir, especulativas también, sería el productor.”



1.1 El tiempo de los otros



“ Porque, como dijo Bergson, el presente de la conciencia, que es memoria, es contracción de todo el pasado y porque el tiempo, que es retención primaria, es selección por las retenciones secundarias, en la vida como en el cine yo visiono, monto todo lo que ha sido rechazado- archivado...”


En efecto, como afirma Stiegler,


“ Mi tiempo es siempre el de los otros. El cine lo revela cinematográficamente. Debido a que el flujo de la conciencia es contracción del tiempo el cine puede desencadenar este proceso de adopción en el que mi tiempo, durante el tiempo de una película, se convierte en el tiempo de otro y en otro tiempo.

Mi tiempos e construye sentado sobre el tiempo que saca a los otros—incluido dándose a estos otros en un entrelazado de flujo y  como de savias.”[4]


Si algo pasa, ese algo suele pasar el el tiempo de los otros, como algo que solicita en mí un movimiento interior.

El problema es entonces: como se transforma la conciencia del tiempo, a través de los hypomnémata y de las retenciones terciarias en el mundo de la técnica contemporánea?


2. Imagen, imaginación:  a través de Kant y Husserl.


Stiegler relaciona el tema de las retenciones terciarias con la cuestión kantiana de la imaginación transcendental.

Lo que Adorno y Horkheimer, a su juicio, no han entendido bien en la Dialéctica de la Ilustración, es que la composición de las retenciones primarias y secundarias está sobredeterminada por las retenciones terciarias, lo que constituye una nueva época de la economía política de las conciencias.

Es la retención terciaria, como prótesis de la conciencia que hace posible que haya espíritu y recuerdos.

Por eso Stiegler requiere una “ nueva crítica” que se haga cuestión del “ cine de la conciencia” y, por tanto, de la técnica:


“ La experiencia de una reproducción idéntica de un objeto temporal sólo fue posible por primera vez en toda la historia de la humanidad a partir de Cros y Edison: al inventar la fonografía analógica transformaron en profundidad el juego de la memoria, de la imaginación y de la conciencia.

Esta transformación continuó con el cine, después con la televisión y la Kulturindustrie en general—que exterioriza y reifica al mismo tiempo el trabajo de la imaginación sin embargo “ transcendental”.[5]


Adorno y Horkheimer no se hicieron cuestión del esquematismo transcendental; sin embargo, nosotros tenemos que volver a pensarlo desde la perspectiva de la retenciones terciarias.

Como nos explica Stiegler,


“ La tres síntesis de aprehensión, de reproducción y de reconocimiento que Kant distingue en la primera versión de la “ Deducción transcedental” son, en efecto, estrechamente solidarias de la retenciones primarias, secundarias y terciarias, y para las industrias culturales sólo es posible “ esquematizar todo para sus clientes” en la medida en que las retenciones terciarias desempeñan aquí ( en la constitución de la conciencia) un papel primordial—que evidentemente no es reconocido por Kant.

Además Kant habla de la diferencia entre retención primaria y secundaria y en cierto modo la contempla sin hacerla ni verla. O mejor dicho, esa diferencia le contempla, le concierne, pero él no la ve.”[6]


El punto decisivo para Stiegler es que Kant no consigue expresar la diferencia entre las retenciones primarias y secundarias, que en él siguen confundiéndose como  “síntesis de la aprehensión y de la reproducción”,

La posibilidad de un “ esquematismo industrial” pasa por una clara distinción entre las dos primeras retenciones y, sobre todo, la afirmación de la posibilidad de la “retención terciaria”.


“ En otras palabras, Kant comete precisamente el error que Husserl reprochara a Brentano. Porque habla manifiestamente de retenciones primarias, mientras cree describir la síntesis de reproducción, tal como ésta haría posible la aprehensión y en ese sentido debe concluir que, por lo tanto “ la síntesis de la aprehensión está inseparablemente unida a la síntesis de  la reproducción”.

En otras palabras, no dice que unas retenciones secundarias acompañen siempre, como criterios de selección, al proceso de retención primaria, sino que la aprehensión es de entrada retención, es decir, reproducción, la cual se define claramente aquí como lo que Husserl llama recuerdo en el sentido de retención secundaria”.[7]


Entonces Kant hace intervenir la tercera síntesis, o “ síntesis de reconocimiento”.

Como afirma el filósofo alemán,


“ Al mismo tiempo que nuestros conocimientos deben referirse a un objeto, necesariamente deben concordar entre ellos en relación a este objeto, es decir, tener esta unidad que constituye el concepto de un objeto”. ( KrV..).


Como es resabido,  la unidad trascendental de la conciencia es también la de sus objetos, y así la del mundo en general.

Sin embargo, Stiegler va más allá de Kant cuando afirma la necesidad del “ recuerdo  terciario”.

Ese recuerdo sólo es posible  si  el flujo de conciencia es él mismo reproducible.


“ las tres síntesis son también la traducción, en el fenómeno total de la conciencia, de las tres formas de retenciones—y de lo que las vincula necesariamente...”.[8]


Según la lectura de Stiegler, la tercera síntesis es la que “ dispone y monta las dos primeras en un sólo y  mismo transcurso temporal”; el punto que le interesa a Stiegler es, en efecto, la posibilidad que la conciencia “ se exteriorize”, haciéndose acesible a las demàs conciencias.

Como nos explica el filósofo francés,


“... aunque Kant no haga intervenir más que Husserl a una “retención terciaria” cualquiera, es evidente que el registro literal del flujo de conciencia del propio Kant, tal como lleva a la escritura de la Crítica de la razón pura, es la condición esencial del análisis de la actividad de toda conciencia que ambicione ser esta obra. El pensamiento de Kant sólo puede presentarse ante nosotros como libro—además , exactamente como a él, excepto que el pensamiento se presenta ante él y se hace presente en él en el curso mismo de su escritura, es decir, de su montaje...frente a él: sobre la pantalla de proyección que es la hoja de papel que sustenta el pensamiento, verdadera muleta del entendimiento.”[9]


Para retomar el asunto central en el análisis de Stiegler, hay que decir que, el la Primera Crítica kantiana, el punto que hay que considerar es la “estructura de  precedente pro-tético del ya-ahí”, que ya había sido subrayada por Heidegger y que funda la posibilidad de la “terciaridad de las retenciones”.

Es este soporte proyectivo que permite a la conciencia de heredar del pasado de las conciencias que le han precedido y también de imaginar un futuro.

Heidegger no ve, según Stiegler, que la síntesis la más importante es la tercera, la que permite la exteriorización en cuanto “impulso inicial de toda proyección”: esta terciaridad es la que que está en falta en la argumentación kantiana.

La concepción del tiempo husserliana, con su determinación de un flujo temporal como sistema de retenciones y protenciones es la que permite un primer acercamiento a la noció de terciedad.

Como subraya Stiegler,


“ 1. La cuestión kantiana de la objetividad, que se hereda de Descartes, bajo esta forma ya no es pertinente en Husserl, para el que no hay que confundir la relación Subjeto/Objeto con la relación del contenido de conciencia vivido actualmente “ con la conciencia en el sentido de la unidad de los contenidos de conciencia”. Porque en el primer caso se trata de una relación entre dos cosas fenomenales; en el segundo, de la relación entre una experiencia-vivida singular y la complexión de las experiencias vividas—complexión que define la conciencia aprehendida desde el punto de vista fenomenológico.”[10]


La eidética, por lo tanto, es una proyección hacia lo que todavía falta y hay un eidos del flujo mismo,  su flujo unitario.

La  inadecuación del flujo relanza, en la experiencia, la falta de acabamiento de los propios flujos; del otro lado, es la distancia entre la conciencia y el medio que forma con otras conciencias y el mundo fenomenal que consiste de cosas que pueden ser objetivadas la que constituye este spacio de libertad propio del hombre.

El no-acabamiento del flujo es lo que le confiere su carácter fluyente y su carácter abierto.

En este espacio-tiempo se sitùan las retenciones terciarias como “espacio de manipulación”, de “reificación” donde actuan la “industrias culturales”. Este inmenso “mercado de las conciencias” constituye pro lo tanto un “proceso protencional” completamente nuevo, que Husserl y Heidegger no han hecho más que entrever.

Para terminar esta exposición, volveremos a citar a Stiegler:


“ Ahora bien, la producción industrial de las retenciones terciarias para unas masas de conciencias es un  proceso de sincronización y de estandardización industrial de los criterios de selección que hace converger los transcursos en que consisten estas conciencias en una sola y misma sopa entrópica, fosa séptica” donde se descompone el espíritu. Este “ espticismo” es loq ue Horkheimer y Adorno analizan como dispositivo de alienación y de reificación de las conciencias”.[11]

En cuanto a las consecuencias  de esta alienación, remitimos, obviamente, a la Dialéctica de la Ilustración de Horkheimer y Adorno y a sus comentaristas.

Lo que nos preocupaba aquí era subrayar el interés del análisis de Stiegler como introducción a la cuestión de la técnica en la sociedad



Notas



1.- B.Stiegler, La técnica y el tiempo III. El tiempo del cine y la cuestiòn del malestar.  (2001)Tr. Castellana  en Ed. Hiru, Hondarribia, 2004, p.19

2.- Ibid., p.21

3.- Ibid., p.25

4.- Ibid., p.44

5.- Ibid., p.66

6.- Ibid., p.64

7.- Ibid., p.67

8.- Ibid., p.71

9.- Ibid., p.75

10.- Ibid., p.99

11.-Ibid., p.113



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