LA PEDAGOGÍA PRODUCIDA: Pedagogía Musical Estética

 

NORBERTO BAYO



“A mi lengua le eche un nudo

quiere que me este callao

y yo a mi lengua le eche un nudo

o esta gente son capaz

de hacerle hablar a un muo”

A la hora de la muerte, Tangos de Morente


Introducción


La experiencia pedagógica necesita desarrollar cierta metodología básica apta para dotar a la mediación de un mecanismo útil, básico y necesario. En las disciplinas artísticas se observan los objetos detenidamente pero, ¿en qué punto prestar atención a los detalles puede centrarnos en las nuevas formas de hacer el mundo?. Las artes, en general, pueden desempeñar un papel fundamental para el desarrollo de la atención y, por supuesto, la disciplina. Accionar los mecanismos de contexto en la educación favorece a cierta manera de hacer el mundo, de una experiencia, reflexiva, ordinaria y de eje cultural.

Para empezar, es necesario plantearse qué cuestiones aceleran en Educación un menoscabo de las exigencias sociales. Nuestros modelos de convivencia siempre han concebido el Centro Escolar como una organización orgánica interna con una responsabilidad educativa. Lo concertado, privado o público ha supuesto a lo largo de la historia la responsabilidad de dinámicas grupales. Los conflictos se resuelven no sólo dramatizando un hecho concreto o generando circunstancias, sino también con asombro y credibilidad.

Los docentes ponen constantemente de manifiesto que la vida en las escuelas e institutos ha dejado de lado la inocencia y la curiosidad. El nuevo panorama educativo debe lidiar con una multiplicidad de culturas y religiones que conviven juntas y cada vez más diferentes; las estrategias que dirigen las medidas educativas están enfocadas a blindar la seguridad del profesorado. Hablar de emociones en clase, incluso sentirnos seguros a la hora de exponerlas ante los demás en la escuela, son actitudes de educación que proveen resultados. La aplicación de programas de aprendizaje social y emocional en la escuela dotan de experiencias de gestión y autogestión de emociones y comportamientos, una especie de nutrición del alma. La conciencia social, que implica empatía, favorece ciertas responsabilidades en la toma de decisiones. Y es por ello que pensamos en las capacidades o conocimientos específicos que los profesores debieran tener para luego fomentarlos en los alumnos. Dar lugar a una evaluación  del impacto que tiene ese aprendizaje social y emocional sobre el bien estar de un futuro ciudadano garantiza una perspectiva sobre el desarrollo de la identidad cultural y étnica, elemento arriesgado de la cultura.



La práctica en la educación musical espera ciertos comportamientos que intencionadamente son determinados y planificados. A tal fin, un docente siempre cuenta con una metodología referencial para combinar ciertas acciones que implican la intervención educativa. Bien para justificar ciertas actividades que parecen ocurrírsele,  o bien para intentar desplazar cierta conducta de aprendizaje a la acción como tal, la finalidad del docente coincide en un análisis de la situación como tal, así como la de asegurar un cierto rigor academicista.


La intervención educativa, en la actualidad, inevitablemente ha de concretar unos objetivos que permitan  desarrollar ciertas capacidades o incluso que contribuyan a más de una justificación social. Los valores y las normas de la ciudadanía conforman una gran paleta donde conocer y apreciar un pluralismo propio de una sociedad democrática. La responsabilidad del docente explora ciertos intereses en y para los grupos sociales para permitir grupos de trabajo que favorecen el sentido crítico del aprendizaje. En la educación primaria se fomentan ciertas actitudes que ofrezcan un modelo de conducta que permitan iniciar sus propias posibilidades de acción en cuanto al entorno natural, social y cultural.


La respuesta contemporánea de la composición se irá vinculando con los nuevos métodos de enseñanza que parecen entender la práctica pedagógica como modelo particular, modelo como maestro y particular. La pedagogía producida arriesga por un fin nada conforme con una realidad señalada, como es la de la Pedagogía Musical Estética. Se tratará pues de la construcción de un proceso de enseñanza-aprendizaje cuyo modelo de mediación se articula con un compromiso de exaltación estética.



El juego es una actividad placentera y divertida que implica una participación activa por parte del jugador. Siempre es un medio de expresión de su personalidad y autonomía, así como un canal de expresión de su mundo interior (de su yo, físico, espiritual y social). Al menos así es entendido el juego como recurso para la educación. Canaliza las necesidades de movimiento del menor y favorece el desarrollo de la capacidad de percepción, memoria, atención y concentración. Al incitar a la exploración y la fantasía, el juego desarrolla la capacidad de improvisación y la creatividad del niño. Así pues, estimula y potencia la adquisición de nuevos conocimientos y destrezas amplificando la vía de comunicación con los otros.  Al favorecer a la socialización, el juego estimula a superar las dificultades y la búsqueda de soluciones potenciando el respeto por las reglas y la formación de hábitos. El juego es un medio insustituible de relación con padres, educadores y con sus iguales, un medio de reeducación que tiene un valor terapéutico en las dificultades de orden psíquico, físico y/o social. Reflexionemos en un primer momento lo que implica una convocatoria de práctica musical en grupo, tanto las exigencias como el medio educativo cual compromiso social respalda a la institución como tal, un propósito de acción ciudadana cuya participación hace permanecer cierta actividad como es el caso de la actual iniciativa que promueve la Sociedad General de Autores.



El juego les hace permanecer activos, actividad constructiva, que no activista, que provoca en el niño la necesidad de preguntar, de interrogarse sobre las cosas y los hechos. Debe poder adaptarse tanto a las necesidades educativas como al espacio y al tiempo en el que se desarrolla como a la edad para responder al objetivo que se persigue (percepción, expresión rítmica, melódica, de movimiento…) así como a un contenido concreto (discriminación de timbres, de pulso y acento, reacción a un motivo melódico o rítmico…). El juego debe propiciar una respuesta al desarrollar las posibilidades de exploración, de expresión personal y de creatividad, tanto individual como del grupo. En la práctica docente se nos permite evaluarlo, de ahí el programarlos con los contenidos. Un nuevo aprendizaje se está realizando partiendo de los conceptos, representaciones y conocimientos que el niño ha construido por previas experiencias, por lo que el juego responde a una progresión en las dificultades para interesar y hacerlo significativo al replicar a una funcionalidad en el proceso. De esto trata la pedagogía producida, el deber de promover la socialización y los valores sociales.


La canción reúne música y palabra, y se considera como la actividad musical por excelencia. Es capaz de generar y globalizar múltiples actividades a partir y en torno a ellas  discriminando los elementos musicales. Las distintas metodologías toman la canción como eje central para la intervención educativa. Que las canciones sean o no de nueva composición no difiere de las tradicionales en cuanto a herencia cultural que encuentra un apoyo en la educación. ¿Acaso podrían funcionar las canciones “de adultos” como generadoras de aprendizaje, no sólo social, sino cultural y también político y estético?


Los contenidos adquieren su significado en cuanto a unas intenciones comunicativas que el propio canto desarrolla. El canto se comprende como uno de los elementos esenciales de la expresión, una autodefensa espontánea y natural. Tanto las formas de vida como los sentimientos, tradiciones y juegos se expresan tanto en el contenido musical como semántico de las mismas. Así pues, en el canto se produce un acto afectivo y un medio de expresión de emociones y sentimientos. Podríamos reconocer en la canción una forma de expresión que reúne música y lenguaje, vehículo idóneo donde fomentar de forma natural el acto de la comunicación. De ahí supone el compromiso artístico de que el ciudadano debe  su lectura artística a la interdisciplinariedad y elocuencia, como es el caso de Enrique Morente, artista que concreta su experiencia a cierta carga simbólica de territorio a expresar. Apoyar a la performatividad de la acción artística a más de un campo sensitivo para adquirir una presencia interpersonal docta artística. Un recién recitado como es El Barbero de Picasso propone poner de manifiesto no sólo las intenciones productivas de un artista como tal, sino también el compromiso del uso de la Historia como generador de intereses del acto de expresar. 


De la manera más estetizante posible, en música, y más concretamente en su uso de canciones, pueden funcionar como fuente de alegría, de gozo y placer, pero son más bien para manifestar sentimientos, emociones y/o ideas. Las canciones parecen construir un instrumento de comunicación interpersonal permitiendo una expresión creativa. ¿Qué persigue la educación con el uso de las canciones como elemento globalizador? En las canciones del folclore se acentúan las intenciones comunicativas por su carácter tradicional, anónimo y colectivo: tradicional en tanto en cuanto es transmisión de generación en generación, anónimo porque suelen ser de un autor desconocido y colectivo porque se asume como propia como es el caso de adaptar otros textos a una misma melodía.



En la nueva Pedagogía musical estética, despertar el gusto por cantar será uno de los objetivos prioritarios en la Educación Primaria, para lo que sería necesario disfrutar de la propia voz. El canto coral permite la participación simultánea del grupo favoreciendo las relaciones interpersonales. Las canciones nos ofrecen la posibilidad de vincular a éstas otras actividades musicales como son la lectura musical, el acompañamiento con instrumentos, la dramatización, la danza, la improvisación de textos y melodías, la lectura, el juego o la audición interior. Además de todos estos rasgos que van definiendo la pedagogía musical estética, las canciones pueden interrelacionarse con otras áreas como el conocimiento del medio, la lengua y la literatura, la plástica, la dramatización e incluso la moral que despierta su relación con los temas transversales. La capacidad social con la que cuenta esta pedagogía a definir desarrolla una educación de ciudadanos casi revolucionaria adaptando la composición a una intervención producida.


La dramatización es una actividad en el aprendizaje que permite globalizar los diferentes lenguajes de expresión, tanto de su mundo interior como su relación con los demás. Como vía de sociabilización, la dramatización supone la realización de un proyecto común creando hábitos de organización y cooperación mutua, y es capaz de desarrollar la capacidad de observación  de la propia conducta y la de los demás. Como en cualquier práctica musical, la dramatización fomenta la capacidad de responsabilidad individual frente a la tarea de un grupo y apreciar el valor de la perseverancia en una tarea hasta finalizarla. La satisfacción de poder expresarse a través del cuerpo y del lenguaje permite redescubrir un espacio y un objeto de placer para representar personajes y situaciones reales o imaginadas. La manifestación y asimilación de la realidad parecen poner en juego las habilidades adquiridas, haciéndoles capaces de reflejar sus conflictos y deseos. Como si de una nueva pedagogía se tratase, la dramatización de diferentes roles favorece la comprensión de la vida asimilando dificultades, liberando tensiones y proyectando sus aspiraciones más íntimas. La expresión dramática, el conocimiento del esquema corporal, la orientación espacial y temporal, el control tónico, la relajación y la respiración y el equilibrio necesariamente participan del movimiento y la danza. La psicomotricidad supondrá un medio para potenciar y optimizar estos elementos. Experimentar la dramatización desde la música se vincula en la mayoría de los casos a una representación de la cultura.


El motivo para el juego dramático, o representación como tal, puede ser variado: un sonido o secuencia de sonidos, un ruido o ruidos, una noticia de prensa, una viñeta de cómic, una fotografía, un texto libre, un cuento, un sueño… La atención es la capacidad mental que desarrolla una concentración consciente sobre un objeto específico. El desarrollo de esa atención consciente será fundamental para  desarrollar, valga la redundancia, la percepción auditiva. El docente tiene presente tanto el tiempo que el alumno puede centrar su atención en una actividad como las estrategias que debe utilizar para reclamar su atención. El sistema afectivo desempeña un papel fundamental en todo aprendizaje, y más aún en la pedagogía musical estética, ya que proporciona cierta energía fijar rápidamente una nueva adquisición, una representación del abstracto. Motivar es crear expectativas en el oyente, para así ofrecer estrategias que conduzcan a centrar la atención del alumno en eventos auditivos diversos. Para poder obtener un logro pedagógico de tal índole, se ha de situar al alumno en disposición de escuchar, de sentirse interesado, alerta y con la atención centrada. La pedagogía musical estética debe afirmar que mente y espíritu están predispuestos para obtener todo aquello que les ofrece el mundo sonoro.




Fascinarse por una moral innata o una moral común como fruto de la educación abarca un nuevo tipo de conciencia que parece gestionar un tipo de diversidad de la cual aún sabemos muy poco.





Índice de Ilustraciones


1. Logotipo del concurso ¡E.S.O. ES MÚSICA! Primer concurso SGAE de composición musical para jóvenes autores.

2, 3 y 4. Fotogramas del documental Morente. El barbero de Picasso. Director: Emilio Ruiz Barrachina




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